miércoles, 28 de enero de 2009

retoma


Crecen perlas, por millares. Crecen perlas donde ya no creía que crecerían más.
Las veo por la casa, por la antigua cama naranja, destruida ya en un soplo monógamo. Crecen perlas por este condado, por este cuerpo condenado a correrse, a engrendar, a percibir, a enmarañar.
Crecen perlas, balbucea el joyero, crecen perlas.
Crecen perlas por todos lados, crecen perlas en la memoria de lo obtuso o de lo agudo, crecen. Van dejando un ruido también, van dejando hijos blancos, duros, que chocan y relucen.
Van dejando ovaciones, mechones de pelo, magulladuras en el espíritu, conciencia de sí. Se multiplican las perlas, se frotan, se joden, se ayudan.
El asunto es que prosiga, dicen.
El asunto es que regrese a la tinta, imploran.
El asunto es que vuelva a llenar, a mencionar, a nombrar, a decir.
A temer y detener, esta crecida, esta bandada de bichas blancas que escurren por la casa. Esta jauría de perlas, esta sensación, esta bullosa treta, esta bandida, esta terca.