miércoles, 27 de febrero de 2008

irse


con una de las yeguas agarrada de una madeja negra, brillante, que la perla llevaba tras de sí, comenzó su tiraje desaforado, calcado en negro, terrible. el primero en caer sería el rey. el rey y su reflujo, su celibato, su denso mantenimiento, su opacidad. los coros no cesan, no paran su canción. la perla se relame los dientes, aguda, punzante. tendrá que caer. las quemadas se retuercen en la ira helada que las vio morir. la suelta no para de llorar desde que vio partir a esta otra. y la perla recorre la ciudad en su búsqueda. el rey duerme con los ojos abiertos. se incorpora. se queda quieto en su noche, pensando en las aristas, en los filos de la joya que viene por él. y la perla es una pura forma atosigada de preguntas, de detalles de su parir, del recuerdo de cómo la miraba la suelta cuando se puso en sus dos piernas y salió de la casa, sin avisos, sin decir nada a nadie.

martes, 26 de febrero de 2008

both



y de esa forma le dio la vida, como si fuera su propia vida. las yeguas se colocaron en un rincón, corajudas, pendientes, atentas a las estrías de la perla mientras la eyaculaban. emergió con baches. fue parida en la misma cama naranja. al principio caminó por la casa con recelo. se miró en el espejo de la suelta. se vio los ojos, sus propios ojos. tenían la misma tinción. la perla y la suelta. pero la linda tenía una mirada, una osadía que ya se la quisieran todos, todas, los que se pasean por los antros, los que tiran entre catedrales, los que joden, los que suspiran. se puso contenta al tiro y quiso comenzar de inmediato. así fue como la vio partir la suelta. a su propia vida. a su propia alma. pero más bella, más concreta, más patuda y caprichosa, voraz en su manía de conseguir lo que se le ponía entre ceja y ceja.

sábado, 23 de febrero de 2008

génesis


instalada en el umbral que la lleva hacia sí, instalada en las mareas que le suben la miel y el jugo, hasta terminar en cuatro y rechinando a la par de las yeguas, las que suben sus coros en vigilia, las que pesan y montan papeles, directrices, acciones. esta perla sabe lo que quiere. lo sabe y distrae a la suelta, que no ha dejado de lloriquear, plantada en una de las quemadas, en una de las esquinas de su quejumbre añosa, en vano, latera. estoy harta de ti, le dice la perla, la que fue concebida en una de esas noches, en uno de esos vacíos hambrientos, melosos, en los que la suelta se iba jodiendo por la ciudad. tuvo que ser penetrada la suelta. tuvo que serlo. se la tuvieron que meter para que en una de esas empalagosas tiradas, se constituyera la perla, se redondeara, se hiciera a sí misma, así no más, como las cosas que pasan a veces, como ese joyero que se la pudo con la suelta, el propio que le paró en seco el llanto, el que se internó en ella hasta que juntos en una relamida de gemidos y espasmos la engendraron, a ella, a quién más, a la perla.

viernes, 22 de febrero de 2008

finita


y ahora a todos les da por motivarse con nosotras, suspiran, maldicen, las dos. las que saben hacia dónde van ahora, las que ya no se preguntan, las que vieron el oro y el polvo fundirse juntos, trastocarse, mutar, hervir en las crines pegoteadas, babeadas, jetonas, abiertas. la perla, la suelta. la perla que ahora se queda tranquilita cuando la toman; la suelta que aún no se consuela, pero que siempre pide más. sin duda enlucidas, sin duda complejas. y sin pescar a nadie. el medio trabajito; de joyería, dicen por ahí.

viernes, 15 de febrero de 2008

is this it

coincidente con el tiempo, con la premura de las enmiendas, el trazado de los contornos, el redondeo fantástico de su forma; coincidente. es el hábito lo que no le acomoda. el hábito de lo pateador. de lo funesto. de la singularidad de la perla. preciosa. temible. maldita.

jueves, 14 de febrero de 2008

mira


muérdeme, le decía la perla al joyero y, como ambos sabían, no quedaban marcas. porque sus dientes eran mielosos. porque la perla fluctuaba redonda y suelta. porque la agarraba de las crines. porque sí.

miércoles, 13 de febrero de 2008

así es


y si la espalda fuera, por ejemplo, un lugar por donde la miel podría decantar, así sería. y si ese mismo lugar se confabulara con las posaderas de la perla, así sería mejor. el punto es molerla. el punto es que no libre, el punto es que se quede quieta con las pupilas abiertas. las yeguas ahora cantan. las yeguas y la suelta, en un rincón. ahí está acabada la perla, murmura la suelta, ahí está acabada, compleja, exasperada, tirante; amordazada por babas amplias y espesas. alabada por ser una joya. prendida por el recto, pulida por dejarse querer.

lunes, 11 de febrero de 2008

puntuda



y la perla lo quería todo, todo para ella, para su histeria adorada, para su voluntad terca, sus momentos paseándose frente al espejo; ese mismo que la suelta usaba y usaba sin cesar. y entonces sus motivaciones perdían lo cuerdo; o el abandono se colaba entre sus calzones, las cogidas y el espacio favorito de la cama naranja en el que solía agarrársela el joyero. el mismo joyero que la pulía y la pulía hasta terminar, hasta terminarla, hasta volverla regular, pero no ordinaria, regular y con un brillo cosido desde adentro a las pupilas. y entonces se ponía brava, entonces lo quería todo para sí. y entonces daba miedo, entonces era un lío verla a los ojos.

viernes, 8 de febrero de 2008

filosa

si modelar a la joya significa rajar, entonces que raje. y si luego tiene que beber, limpiar y repartir por lugares líquidos, gemas, aristas, mordiscos y chupones; entonces que beba, que limpie, que reparta. que no se vaya sin darnos, sin decirnos que somos, repetía la perla entre el broderí de las sábanas de la cama naranja de la suelta, dejándose ir, sólo dejándose.

jueves, 7 de febrero de 2008

tensada


y la suelta pensó que venirse era la mejor forma de expulsar a la perla, mientras el joyero las manipula a ambas como si fueran pedazos regios de su sensualidad alzada, de sus ojos, su canto al oído melindroso, su penetración. y es así como ambas se relamen pensando en los destellos verdes; a lo lejos unas óperas rechinan aturdidas, repletas de miel, repletas de trastes dislocados por las maneras en que tiran, en que se aplastan y mesan los cabellos o las crines, revueltas, desmayadas, irregulares, ajenas. y se les ocurre que así se debe agarrar, así se debe sentir cuando desean, cuando coagulan, cuando sangran por los labios, por las hendiduras, por la tirantez de la muesca opaca, magna, violácea, por su tirantez.

martes, 5 de febrero de 2008

gélida

será por constancia o no que la perla jode y jode sin cesar. será porque le han pasado por encima tantas veces, será porque no puede dejar de ser como sí. y ahora le ha dado por joder a la suelta, para que esté atenta, para que observe. y en cada embestida, mientras chillan las yeguas por el traste blanco y terso de la perla, ésta se estira y dice cómo me gusta terminar así, cómo me gusta que me la den. y la suelta la mira de lejos, con el semblante aterido de tanto llorar. y por cada lágrima que le cae, se ve en el rostro de la perla, con esa singularidad, con esa misma patudez.

lunes, 4 de febrero de 2008

speak softer


se acerca de a poco, pensaba la suelta, se acerca de a poco y se me parte en dos este resquebrajo de golpes al que a todos les ha dado por llamar mi rostro. se le parte todo, todo, cuando se acuerda de los remilgos lacios de desidia que solía pavonear el eunuco, de su voz, de su piel jodida, de sus toscas enmiendas, de las mentiras con las que ganaba. pero adentro suyo está la joya, esa que brilla en lo oscuro de sus aposentos, de su vagón poroso que otros ven como su cuerpo; pero que para ella sólo es la perla que no para, que tiene el descaro de echarse a llorar.