muérdeme le decía, y era el pecho lo que le marcaba el joyero, vapuleando con su herrumbe preciosa. y mientras la perla se regocijaba en estos sustentos, estos sustratos que la tenían tomada del pelo, la suelta se perdía en imprecisas, en imperiosas tosquedades de angustia, de pena, declivando en veneno, en torturas, en ella misma.
jueves, 3 de abril de 2008
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5 comentarios:
este texto está la raja.
madmoiselle ilabaca.
beso washita.
MISHIMA!!!
http://www.youtube.com/watch?v=MZU_I8Rin30
bellísimo, Paula.
Un gusto encontrar a la suelta.
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